
Tratado de Ancón
Hoy día, 20 de octubre, se recuerda otra fecha del infausto Tratado de Ancón, firmado en 1883, entre los representantes de la República del Perú y la República de Chile, cuando nuestro país estaba gobernado por Miguel Iglesias y ocupado por fuerzas chilenas. Por parte peruana afirmó José Antonio de Lavalle y por Chile Jovino Novoa, sellando así el mayor acto de traición en la Guerra del Pacífico.
El Artículo 2° del Tratado dice; “La República del Perú cede a la República de Chile, perpetua e incondicionalmente, el territorio de la provincia litoral de Tarapacá… y el Artículo 3° señala: “El territorio de las provincias de Tacna y Arica… continuará poseído por Chile y sujeto a la legislación y autoridades chilenas durante el término de diez años, contados desde que se ratifique el presente tratado de Paz. Expirado este plazo, un plebiscito decidirá en votación popular, si el territorio de las provincias referidas queda definitivamente en dominio y soberanía de Chile o si continúa siendo parte del territorio peruano.”
En todo momento tuvimos en cuenta que la universidad o instituto no realizan actividad empresarial y por eso la Constitución los exime del pago de tributo al establecer la “inafectación de todo impuesto directo e indirecto que afecte los bienes, actividades y servicios propios de su finalidad educativa y cultural” (Art. 19°).
Es conocida la historia de las provincias cautivas: Arica se quedó en Chile y Tacna volvió al Perú. Pero no es tan conocida la historia de los últimos actos de traición que derivaron en la firma de tan lesivo Tratado. Como sabemos, pese a que el ejército peruano al mando de Cáceres estaba luchando en la Breña, Miguel Iglesias ya había acordado, el 3 de mayo de 1883, los términos del Tratado que consideraban cesión territorial y que el 10 de julio Hoy día, 20 de octubre, se recuerda otra fecha del infausto Tratado de Ancón, firmado en 1883, entre los representantes de la República del Perú y la República de Chile, cuando nuestro país estaba gobernado por Miguel Iglesias y ocupado por fuerzas chilenas. Por parte peruana afirmó José Antonio de Lavalle y por Chile Jovino Novoa, sellando así el mayor acto de traición en la Guerra del Pacífico. del mismo año, en una muestra de total sumisión, Iglesias envió una comisión para felicitar a Gorostiaga por su victoria en Huamachuco.
La firma del Tratado no satisfizo a Chile, lo incumplió varías veces, como bien lo describe el insigne liberteño, el embajador Félix Calderón, en su libro el Tratado de 1929: La Otra Historia, “en líneas generales, Chile incumplió en 5 ocasiones la ejecución del Tratado de Ancón en los aspectos territoriales, incurriendo de esta manera en vicios de nulidad del mismo”. En 1919, la Asamblea Nacional Constituyente, declaró por unanimidad la caducidad del entreguista Tratado de Ancón, pero nuestro país estaba sumido en luchas políticas internas y no tenía fuerza militar que hiciera posible la defensa de los derechos de la Nación.
Arica y Tarapacá nos pertenecen y como tal volverán al seno patrio. Como dice el lema del escudo chileno: “por la razón o la fuerza”. Pues bien, por la razón o la fuerza Arica y Tarapacá volverán a ser peruanas.
Roberto Angulo Alvarez
Excongresista de la República
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