La Gran estafa Materialista

A las generaciones de la Postguerra, los nacidos a partir de los años 50 del Siglo pasado, no nos es extraño el escuchar mensajes presidenciales de aire triunfalista o de justificación para sus medidas políticas o económicas.

Siempre es lo mismo ya sea un gobierno de izquierda o de derecha, ya sea un gobernante elegido democráticamente o un dictador, ya sea civil o militar, ya sea representante del pueblo o de la burguesía, siempre dice lo mismo, no importa el país que sea. Nos dicen que sus determinaciones son para que mejore el nivel de vida de las mayorías y que si ahora esas medidas son drásticas es para que en el futuro podamos vivir más dignamente, para que podamos entrar en el camino del desarrollo y el progreso.

Parece una lección aprendida de memoria, dicha con las mismas palabras, pero con diferente tonada y acentuación según la nacionalidad del gobernante.

Tampoco es extraño que haya gente que les crea. Es que la masa tiene mala memoria y está dispuesta a creer lo que se le presenta promisorio, no recuerda que ya antes oyeron el mismo mensaje. Así, nuevamente, llega la frustración. Entonces, otra vez se piensa que con un nuevo cambio de personaje las cosas van a tomar otros derroteros, pero no es así, no hay mejoras porque el libreto no varía. La historia se repite una y otra vez, mientras nuestro pueblo se pauperiza mucho más y entra en decadencia imparable de ignorancia e incultura.

Es toda una programación de lavado cerebral, para que no nos demos cuenta de esta gran estafa materialista que nos ha colocado en las puertas de la barbarie.

Los políticos fueron sustituidos por los economistas, por los malos economistas. No tenemos líderes, los hombres de real talento se alejan asqueados de la política y sucumben ante intereses materiales. Las naciones están sumidas en la anarquía; la moral y el sentido del deber del ciudadano para con su patria no existe; cada cual intenta sobrevivir sin importarle la suerte de su colectividad; no existen ideales colectivos, existen solo ambiciones personales.

Sabemos, los veteranos, que nos toca emprender la tarea de formación y ennoblecimiento de los hombres como tales. Sostenemos el principio que los hombres no viven para los placeres materiales solamente, sino que existen ideales superiores, individuales y colectivos por los cuales vivir. Al alcanzar estas metas elevadas dejaremos toda nuestra energía.

Roberto Angulo Alvarez
Excongresista de la República
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