Desde el Mito de la Caverna Platónico hasta los Fake news

Desde los inicios de la cultura occidental grecolatina, llega a nosotros el Mito de la Caverna de Platón, discípulo de Sócrates.

El mito se inicia con la representación de una caverna subterránea, que dispone de una larga entrada para la luz a todo lo largo de ella, y figúrate unos hombres que se encuentran ahí ya desde la niñez, atados por los pies y el cuello, de tal modo que hayan de permanecer en la misma posición y mirando tan solo hacía delante, imposibilitados como están por las cadenas de volver la vista hacia atrás. A su espalda arde la llama de un fuego sobre una altura a distancia de ellos, y entre el fuego y los cautivos un camino eminente flanqueado por un muro, semejante a los tabiques que se colocan entre los charlatanes y el público para que aquellos puedan mostrar, sobre ese muro, las maravillas que disponen.

A lo largo de ese muro se observa a unos hombres que llevan objetos de todas clases que sobresalen sobre él, y figuras de piedra, de madera y de otros materiales. Entre estos portadores unos van hablando y otros pasan en silencio.

Estos extraños personajes y las extrañas imágenes son semejantes en todo a nosotros porque esos hombres, los esclavos, han visto de sí mismos o de otros solo las sombras proyectadas por el fuego en la caverna, exactamente enfrente de ellos, porque durante toda su vida se han visto obligados a mantener inmóviles sus cabezas. Asimismo, solo han escuchado las palabras de los que pasan, repetidas por el eco de la caverna.

De tanto mirar las sombras y de escuchar las voces, los esclavos pensarán que lo único verdadero son las sombras. Y si por alguna razón alguien saldría de la caverna, no podrían dirigir su mirada directamente a la luz del sol y pediría que lo regresen, por lo que primero debería salir durante la noche y acostumbrarse a la luz de una fogata y después paulatinamente mirar el sol.

Y si por alguna razón, regresará a la caverna y les contara a sus antiguos compañeros de infortunio de la realidad de las cosas y sobre la existencia del Sol, ellos no le creerían, acostumbrados como están a las sombras, a las apariencias y opiniones a las que consideran como reales y verdaderas. Y si se les quisiera obligar a ver el mundo real y luminoso se negarían con violencia en la creencia que se les está causando un mal. Acariciarían sus cadenas, pensando que ellas las están protegiendo y preferirían continuar en ese estado de esclavitud.

La luz del sol es el símbolo del bien, del conocimiento, de la sabiduría. Las sombras, al contrario, son la opinión, la ignorancia, el mal. En la caverna Platón representa la naturaleza humana con relación a la educación y a la falta de ella. Es un mito extraordinario.

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